miércoles, 8 de febrero de 2012

Estudio de habitabilidad

si hay un sitio al que le tengo especial cariño de mi facultad, no es a la sala de disección de anatomía como muchos se que estáis pensando, y no tampoco son los laboratorios de microbiología. El lugar del que hablo es el Hall. Créanme cuando les digo que en el Hall se fraguan muchos más experimentos que en cualquiera de los departamentos. Por que si para algo sirve el Hall al menos el de mi facultad es para las reuniones y para dar rienda suelta a la imaginación. En el Hall han aparecido algunas de las ideas empresas más interesantes que tengo que realizar a medio o largo plazo con algunos de mis colegas. Comerccializar leche de delfín o jamón de hamster junto con mis compañeros E.V. y D.B, o el gran resort para mascotas en plan "marina DOG" con mi infatigable e inseparable compañera J.G. son algunas de las ideas más arriesgadas. Pero el Hall no es solo una fábrica de empresas, también es un lugar para sentarse y admirar. observar caminar al triumbirato del mal con ese paso decadente, saludar a las limpiadoras que te preguntan como va el curso ese año, ver pasar por este orden a un señor con traje, uno con bata, otro con pijama y luego otro con con un mono y botas de regar y seguidamente un carrito con ratas camino al departamento de fisiología eso no se ve en todas las carreras. Es pues el Hall un respiro en la vorágine de apuntes, diapositivas y clases en la que nos vemos inmersos y su estudio y el de la fauna que habita en él nos da una ligera idea de lo locos que estamos. Asique cada vez que visiten un Hall de una facultad de ciencias, parensé, dense unos minutos para observar los movimientos de la gente. Piensen en esa facultad como un pequeño hormiguero repleto de detalles fascinantes

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